Tres changos de la generación deditos en V y pantalones de botapié ancho grabaron cuatro canciones hace 50 años. Extravagantes para el gusto del productor, quedaron archivadas. Medio siglo más tarde llega The Dream of The Dreams, de Nicolás Suárez, Luis Cariaga y Joe Mihotek.
Marco Basualdo
La Paz 1970. La hoyada es una ciudad que no alcanza el millón de habitantes con su apéndice alteño aún desconectado de la bulliciosa urbe. Calles adoquinadas, micros pintorescos, heladeros de a pie, Tv en blanco y negro, hombres de traje y sombrero, y juventudes que abrazan las formas de entretenimiento y socialización que primaban desde el Norte. El circuito de salas de cine como el Monje Campero, 6 de Agosto, Paris, Scala, exhibía las noticias de un evento lisérgico–cultural, que actualizaba los rumbos que había tomado el rock & roll de Elvis Presley y rock & pop de The Beatles: la nación Woodstock había nacido para cambiarle el ritmo al planeta y a la forma de aceptar al mundo entre los jóvenes.
Joe Mihotek, Luis Cariaga y Nicolás Suárez |
Joe Mihotek y Nicolás Suárez |
Pero el tiempo pasó sin muchas novedades. Luis y Joe terminaron emigrando. Luis hacia Alemania y Joe a los Estados Unidos. Sin ellos, el grupo ya no tenía razón de ser. Pero ¿el sueño había terminado?
Medio siglo
La Paz 2020. Joe volvió a La Paz en diciembre de 2019 desde su residencia en Seattle, aprovechando las fiestas de fin de año. Un motivo más fuerte lo iba a unir de nuevo con Nicolás: la desagradable noticia de la muerte de Luis en abril pasado, que golpeó muy duro a ambos amigos puesto que la distancia nunca pudo cortar esa relación que había nacido durante los años felices. En aquellas conversaciones siempre había quedado latente la promesa de terminar con ese proyecto adolescente, que empezó a tomar más fuerza desde que Nicolás, abatido por aquella baja de un amigo de la infancia, se empecinó en buscar ese registro con las cuatro canciones grabadas por aquel trío de muchachitos. Hasta que las encontró.
“La tenía en una cajita, la cinta estaba un tanto maltratada, pero junto al músico Omar León (Wara) logramos recuperarla e incluso mejorar su sonido”, explica hoy Nicolás desde su casa del barrio Bolognia, con un estante que exhibe una reproductora de cinta a carrete, una videograbadora, un reproductor de DVD, un aparato para discos de vinilo y casetes además de su respectiva televisión y un sinnúmero de discos de vinilo, compactos, DVD’s y casetes VHS. La música es su vida.
“La verdad fue una agradable sorpresa que Nico haya recuperado esta cinta, imagínate lo que es redescubrir un material que estuvo 50 años guardado, es una lástima que Luis no haya estado para verlo realidad, pero también se trata de un homenaje póstumo a un personaje que fue una promesa para la música, pero que murió muy lejos”, dice un calvo Joe con un castellano medio agringado y radiante al ver sus grabaciones en disco compacto.
Con una sirena de intro, los temas suenan muy de la época, son como un racconto en el tiempo. Mezcla de Santana, Cream, The Doors y Steppen Wolf, en las que se muestran las habilidades inagotables de Nicolás en los teclados, la locomotora rítmica de Joe, y la viola distorsionada y voz de tinte renegrido de Luis. El sonido conserva las sagradas intenciones de esos chicos de dulces 16 que compartieron el sueño de miles. Y así crecieron, para verlo real medio siglo después.
Dream of the dreams, nombre del lanzamiento, será presentado en breve como un homenaje al amigo que se fue. Será el miércoles 15 de enero en el auditorio de la Escuela Contemporánea de Músicas
(c. Jaime Mendoza, Bloque M # 22, San Miguel) a las 19.30. Se reencontrarán viejos amigos de aquellos años, donde los sueños y utopías eran el motor de toda una generación de pelo largo, colores extravagantes, deditos en V y pantalones de botapié ancho. El encuentro será grabado y proyectado el 3 de marzo en el East West Book de Seattle, Estados Unidos, un centro cultural de amplia apertura al arte que se produce por estos lares. Por unos instantes, el sueño habrá retornado.